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Nueva Moneda de Un Nuevo Sol: Ciudad Sagrada de Caral

La Civilización Caral, una de las más antiguas del planeta, se formó en un territorio de contrastada configuración geográfica, sustentada en una economía complementaria pesquera-agrícola y en una compleja esfera de interacción, que integró a poblaciones de costa, sierra y selva andina en el Área Norcentral del Perú.
La Civilización Caral se originó en el continente americano casi en simultáneo con las del viejo mundo: Mesopotamia, Egipto, India y China.
A diferencia de otras civilizaciones, que intercambiaron bienes,conocimientos y experiencias, la Civilización Caral logró un desarrollo precoz en completo aislamiento de otras poblaciones, pues Caral se adelantó en, por lo menos, 1800 años a las que habitaron en Mesoamérica, en donde ha sido identificado el otro foco civilizatorio de los seis reconocidos mundialmente.
La Ciudad Sagrada de Caral se encuentra en la parte inicial del valle medio del río Supe, en la provincia de Barranca, al norte de Lima, a la altura del kilómetro 184 de la carretera Panamericana, en el Área Norcentral del Perú.
Junto con Caral, han sido identificados 19 asentamientos del mismo período, distribuidos a lo largo de 40 km, en las zonas de litoral, valle bajo y medio de Supe. En cada uno de estos sitios arqueológicos se encuentran edificios públicos piramidales con plazas circulares hundidas, además de unidades domésticas.

Del conjunto, la Ciudad Sagrada de Caral es el centro urbano donde se aprecia un elaborado ordenamiento espacial y mayor complejidad arquitectónica, condiciones que lo posesionan como el asentamiento urbano más destacado de todos los identificados en el Perú, pertenecientes al período Arcaico Tardío (3000 – 1800 años a.C.).
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Nueva Moneda de Un Nuevo Sol: Complejo Arquitectónico de Tunanmarca.

El complejo arqueológico de Tunanmarca, ubicado en la provincia de Jauja (Junín), será integrante de la serie numismática “Riqueza y Orgullo del Perú”, que plasma en las monedas de un nuevo sol, los atractivos más importantes de nuestro país.

La presentación de la nueva moneda se realizó el 26 de noviembre en el local institucional Banco Central de Reserva del Perú, en la ciudad de Lima.

Cabe señalar que esta es la décimo quinta moneda de la colección “Riqueza y Orgullo del Perú”, donde el complejo arqueológico de Tunanmarca se coloca al nivel del Tumi de Oro de Lambayeque, la Estela de Raimondi de la región Áncash, Machu Picchu en Cusco, entre otras monedas alusivas ya presentadas.

El Complejo arqueológico de Tunanmarca se encuentra localizado, en el distrito de Tunán Marca, en la provincia de Jauja, en el departamento y región de Junín; a una altura de 3 800 metros sobre el nivel del mar. En específico sobre la cima de un cerro. Habría sido un complejo arquitectónico habitado por aproximadamente 12 000 habitantes Huancas, mismos que lo construyeran por los años 1280 y 1425 de nuestra era.

El nombre de Tunanmarca proviene de dos vocablos de la lengua quechua, el primero “Tunan” que significa “Punta”, y el segundo “marca” que quiere decir pueblo, en otras palabras, debe su nombre a su misma ubicación estratégica: “Pueblo de la Punta del Cerro”. Este habría sido conocido en la época como Hatun Jauja (Jauja Grande), y era la capital de la Nación de los Huancas. Este es un complejo importante también a causa de su sistema hidráulico.

A nivel estructural podemos observar el uso de piedra canteada pircada, unida gracias a argamasa de arcilla y piedras más pequeñas. Sus edificaciones se encontraban inicialmente techadas, este techo se hacía con ichu, una especie de pasto típico de los andes.

En cuanto a las construcciones que encontramos en el lugar es considerable la presencia de tres murallas que protegen y circundan los restos de un complejo de 80 000 m2. Dentro de la ciudad o complejo, existen al menos 3 000 recintos habitacionales. 

Estos recintos se caracterizan por ser en mayoría de planta y forma circular que circundaban a la vez un patio. El diámetro de este tipo de viviendas mide tres metros aproximadamente, y presenta una altura de apenas 2 metros y presentaban una entrada trapezoidal.

Las viviendas tienen clasificación estamental, de las que se distinguen cuatro: nobles, religiosas, militares y civiles; de estas las más importantes, a diferencia de la mayoría de las otras, se encontraban en grupos de seis rodeando un patio, mientras que las demás en pares. Los pasadizos que permiten las conexiones entre viviendas, también son significativos, ya que presentan estructura laberíntica, a tal manera que algunos o se pierden o dan a pasajes sin salida. Un dato agregado acerca de las viviendas nos permite saber que estas tenían un carácter multifuncional ya que no solo funcionarían como sitios de descanso y vivienda, sino también como depósitos y hasta cocinas, rasgo final advertido a partir de la presencia de fogones.

Para que el visitante pueda llegar hasta este Complejo Arqueológico tiene dos modos de acceso, el primero es a pie, en una caminata que dura aproximadamente hora y media por una distancia aproximada de 1 kilómetro; el segundo en auto que, dependiendo del transporte, dura de media hora a cuarenta y cinco minutos. El ingreso al lugar es libre de costo, pero el horario de visita es de 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde.

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Nueva Moneda de Un Nuevo Sol: Arte Textil Paracas

El Banco Central de Reserva (BCR) puso en circulación la nueva moneda de un nuevo sol alusiva al “Arte Textil Paracas”, la cual forma parte de la serie numismática Riqueza y Orgullo del Perú.

Esta es la decimocuarta moneda de esta colección, de la que solo se emitirán 10 millones de unidades.

El ente emisor informó que la nueva moneda es de curso legal, por lo que podrá ser empleada en cualquier transacción económica y circulará de forma simultánea con las actuales.

En la parte central de la moneda se representa un diseño textil de la cultura Paracas, que se desarrolló en la región Ica entre los siglos V a. C. y I después de Cristo. Está fabricada de una aleación de alpaca y tiene el borde estriado.

Tejidos paracas.
Los tejidos de Paracas se encontraron en una necrópolis en Perú en los años 1920. La necrópolis albergaba 420 cuerpos que habían sido momificadas y envueltas en telas bordadas en 200–300 a. C.1 Los ejemplos en el Museo Británico muestran chamanes volando que sostienen cabezas cortadas por su pelo.

Estos tejidos se hicieron por pueblos sudamericanos antes del auge de imperios como los incas o los aztecas. Tienen colores vivos y muestran evidencia tanto de diseño como de estilo. El tema de estas imágenes son criaturas sobrenaturales o chamanes quienes usan sus manos sosteniendo cabezas humanas cortadas mientras sus alas los transportan como pájaros. Puede que se pretendiera representarlas mientras los espíritus las llevan al otro mundo o que estas figuras representen los espíritus mismos.

El pueblo que creó estos tejidos tenía una sociedad compleja. Hay evidencias de cerámica, pesca y agricultura. Había artesanos que podían hacer cuchillos de obsidiana, joyería de oro1 así como comprender todas las complejidades de tejer.

Los tejidos se fabricaron con lana y algodón. Se cree que la lana es de alpaca o llama. Se tiñeron con tintes naturales que inusualmente habían mantenido su color durante más de dos mil años. La conservación de los colores se atribuye a las condiciones de aridez con la falta de daño que usualmente causaría la luz solar.

Los fragmentos menores ilustrados aquí han sido tomados de grandes piezas de tela4 que se usaban para envolver los cuerpos de los muertos. Estas telas llegaban a los 34 metros y habrían requerido una significativa organización de gente para realizarlos. Los cuerpos se encontraron en grupos de 40 o 50 como si fueran criptas familiares que han sido usadas a lo largo de varias generaciones.

Una de las excepcionales cualidades de los cráneos que se encontraron es que muchos de ellos han sido distorsionados de maneras poco habituales. Esta distorsión se logra atando tablas y pesos al cráneo conforme van creciendo. Otras distorsiones se deben al proceso de trepanación en los lugares en que se perforaron agujeros en los cráneos de personas vivas. Un examen de estos agujeros muestra que habían curado y que los pacientes no murieron cuando este proceso se aplicó. Museos en Perú como el Museo Regional de Ica muestran tanto los cráneos y como los tejidos que se encontraban alrededor de ellos.

La textilería es uno de los productos más destacados de la cultura paracas. Las tumbas halladas en Cerro Colorado («Paracas Cavernas») constituyen la fuente principal de donde provienen las muestras del arte textil paracas. Están confeccionadas con algodón (blanco y pardo oscuro) y de lana de camélidos. A modo de complemento se usaban pelos humanos y fibras vegetales.

Se teñían los hilos con sustancias de diversos colores. También coloreaban las telas después de su confección. Otra técnica de decoración fue el bordado, aunque esta se realizaría más profusamente y con resultados más espléndidos en Paracas-Necrópolis.

En cuanto a las figuras decorativas, estas representan seres míticos y motivos simbólicos, generalmente en formas geométricas de estilo rígido, pero todo realizado con gran sentido artístico. En especial, una figura se repite constantemente: el denominado Ser Oculado, representado en cuerpo entero o solo su cabeza. Tiene los ojos desorbitados, la boca felina y el cuerpo cubierto de símbolos que a veces se desprenden y cobran vida.

Pero indudablemente los mantos o tejidos más esplendorosos corresponden a Paracas-Necrópolis, aunque esta pertenece en realidad a la cultura Topará.

La necrópolis de la que procede el tejido de Paracas fue descubierta por Julio C. Tello en los años veinte. Tello visitó por primera vez el yacimiento el 26 de julio de 1925 siguiendo un sendero que había comenzado en 1915 cuando compró tejidos antiguos en Pisco (Perú). El 25 de octubre de 1927, Tello y su equipo descubrieron los primeros de cientos de enterramientos ceremoniales en grupos momificados. Tello descubrió una necrópolis que contenía cuerpos que estaban sentados en cestos. Alrededor de cada uno de los cuerpos había amplias telas que incluían mucho algodón tejido que estaba decorado con bordados de lana.


Se construyó un museo a propósito cerca de Paracas a petición del presidente Benavides quien en agosto de 1938 autorizó a Tello a construir un museo para albergar los 380 tejidos que Tello y su equipo habían conservado. Fueron capaces de exponer más de 180 tejidos. La conservación de ellos obtuvo fondos de la Fundación Rockefeller.